Al menos tres personas murieron y cientos de reclusos huyeron de la principal prisión de Haití luego que un grupo armado irrumpió en las instalaciones penitenciarias durante la noche.
La fuga marca un nuevo punto bajo en la espiral descendente de violencia en Haití y ocurre cuando las pandillas toman un mayor control sobre la capital al tiempo que el asediado primer ministro Ariel Henry se encuentra en el extranjero tratando de obtener apoyo para una fuerza de seguridad respaldada por Naciones Unidas para estabilizar el país.
El domingo por la mañana, se podían ver los cadáveres baleados de tres personas tirados en el suelo cerca de la entrada de la prisión, que estaba abierta de par en par, sin guardias a la vista. Los agentes que se encontraban dentro de un único vehículo de policía estacionado afuera de las instalaciones se negaron a decir qué había sucedido.
Arnel Remy, un abogado de derechos humanos que dirige una organización sin fines de lucro que trabaja dentro de las prisiones, dijo en X, antes Twitter, que menos de 100 de los casi 4,000 reos recluidos en las instalaciones permanecen tras las rejas.
Entre los que optaron por quedarse se encuentran 18 exsoldados colombianos acusados de trabajar como mercenarios en el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse en julio de 2021. La noche del sábado, en medio de los disturbios, varios de los colombianos compartieron un video pidiendo urgentemente por sus vidas.
“Por favor, por favor ayúdenos…..Están masacrando la gente indiscriminadamente dentro de la celda”, dijo uno de los hombres, Francisco Uribe, en un video de 30 segundos ampliamente compartido en las redes sociales.
Durante el caos, la policía también pidió ayuda.
“Necesitan ayuda”, dijo un sindicato que representa a la policía haitiana en un mensaje publicado en las redes sociales con un emoji “SOS” repetido ocho veces. “Movilicemos al ejército y a la policía para evitar que los bandidos entren en la prisión”.
Los enfrentamientos armados suceden en medio de una serie de protestas violentas que se han venido gestando desde hace algún tiempo pero que se tornaron más letales en los últimos días cuando Henry, el primer ministro, viajó a Kenia para salvar una propuesta misión de seguridad en Haití que sería encabezada por ese país de África Oriental. Henry asumió el cargo de primer ministro tras el asesinato de Moise y ha pospuesto repetidamente los planes para realizar elecciones parlamentarias y presidenciales, que no se han celebrado en casi una década.
Como parte de ataques coordinados por pandillas, cuatro policías murieron el jueves en la capital cuando hombres armados abrieron fuego contra varios objetivos, incluyendo el aeropuerto internacional de Haití. Miembros de pandillas también tomaron el control de dos jefaturas de policía, lo que llevó a los civiles a huir atemorizados y obligó a cerrar negocios y escuelas.
Como resultado de la violencia en el aeropuerto, la Embajada de Estados Unidos en Puerto Príncipe informó que suspenderá temporalmente todos los viajes oficiales a Haití.
La Policía Nacional de Haití cuenta con aproximadamente 9,000 agentes para brindar seguridad a más de 11 millones de personas, según la ONU. Los agentes suelen verse abrumados y superados en armas por las poderosas pandillas, que se estima controlan hasta el 80% de Puerto Príncipe.
Jimmy Chérizier, un exagente de la policía de élite conocido como Barbecue que ahora dirige una federación de pandillas, se atribuyó el aumento de los ataques. Señaló que el objetivo era capturar al jefe de policía y a los ministros del gobierno de Haití e impedir el regreso de Henry.